No conozco
personalmente a Sandra Kurdas y tampoco a su esposo, aunque siempre fueron de
esas parejas que salen casi todos los meses en las revistas sociales que se
inventaron los periódicos para pagar favores a sus principales socios y
anunciantes. Una pareja de apellidos que suenan a cuartos haciendo pares con
presencias correctas y elegantes. Pecaría si dijera que conozco nada más de
ellos, pues no soy asiduo a seguir la farándula social, pero sí reconozco que
una que otra vez me pareció una Princesa Disney de carne y hueso, junto al
Príncipe Encantador. Bueno, no tanto pero algo así.
Sin embargo, el
miércoles, Sandra Kurdas inició una aventura que seguramente no le dará portada
en esas vitrinas de la high. Esa tarde ella se quitó el vestido de princesa para
ponerse un traje diferente, uno que no sospeché que pudiera tener; el de una
mujer sin más armas que una cuenta de Twitter y una voz insolente, atrevida… y
muy valiente.
No me interesa
erguirme ahora como “abanderado” de Sandra Kurdas, ni busco solidarizarme con
ella con esta limonada. Lamento su caso profundamente, pero ella no es la
primera y tristemente no será la última. Lo único que quisiera es que su triste
historia sirva de ejemplo y ayude a combatir los abusos que aún hoy son comunes
en todos los estratos sociales.
La
prensa de rodillas
Lo que sé del caso es
apenas lo que he leído en la cuenta de ella. Casi la totalidad de los medios
han permanecido de rodillas, sonoramente callados por el poder del dinero
del marido. Los mismos medios que nos dieron Martha Heredia y Vakeró hasta el
cansancio, ayer no dijeron nada de esta denuncia. Ninguno de los principales
diarios ni portales de noticias reseñaba la detallada y florida denuncia de
Sandra Kurdas, a excepción de los periódicos emergentes 7 días y Acento Diario. El Listín Diario publicó en la tarde del
miércoles una nota con la denuncia, pero luego fue eliminada del portal, una
prueba incuestionable de la agenda secreta que tiene, y de la que son cómplices
Hoy, El Caribe, Diario Libre, El Día y quién sabrá cuántos más.
Listín Diario publicó la denuncia y luego la
eliminó
Pero a Sandra Kurdas
le ha bastado con un puñado de tuits para atraer la atención de muchas
personas. Su cuenta pasó del total anonimato a bordear los 3mil seguidores en
apenas 48 horas. En sus tuits se perciben todos los tonos de la desesperación y
de la firmeza de echar un pleito desigual.
A pesar de ello, creo
adivinar que la verdadera herida de Sandra Kurdas no es la que hemos visto en
su rostro. Su golpeado ojo izquierdo puede doler pero es un dolor breve. El
verdadero daño es la estaca que, probablemente luego de muchos años, finalmente
ha decidido sacarse del pecho y ahora le sangra profusamente.
Yo sospecho (y me
arriesgo a conjeturar) que Sandra Kurdas no ha sido golpeada por primera vez.
La enorme mayoría de víctimas de violencia de género se deciden a denunciar a
sus atacantes luego de aguantar una cantidad insospechada de abusos. Por eso,
me atrevo a pensar que la vida de Sandra ha sido poco menos que un infierno
desde sabrá Dios cuánto tiempo. Si estoy en lo cierto o no, lo sabrá ella y lo
negará él.
Sandra
y Miguelina
¿Recuerdan a
Miguelina? Ese caso sí salió en todos los periódicos (obvio, el
crimen no lo cometió un empresario dueño de un canal de televisión). ¿Ustedes
creen que Miguelina no fue golpeada en muchas ocasiones por su exesposo? Por
supuesto que sí. Y Miguelina actuó, pues en 18 ocasiones denunció a su pareja
por violencia doméstica… justo lo que ha hecho Sandra Kurdas, aunque la
exprincesa hoy estandarte de la lucha contra la violencia tomó la interesante
decisión de hacernos partícipes a todos por medio de Twitter. ¿Se dan cuenta?
Miguelina tristemente
fue asesinada por su pareja. Quizás Sandra podría haber corrido igual suerte.
Ambas hicieron denuncias aunque el método fue diferente. A Miguelina la
justicia le liberó el asesino. A Sandra, esperemos que no. Sin embargo, el caso
de Sandra debe ser un espejo. Así también debe serlo cualquier caso de
violencia doméstica, y todos los casos de feminicidios que hemos visto.
Toda mujer debe mirar
a Sandra Kurdas y mirar su ojo izquierdo amoratado (no el de Sandra, sino el
propio de cada una). Imagínense así, como ella, literalmente “agorpiada” y
pregúntense si no harán lo mismo que ella ha hecho.
Todo hombre debe mirar
a Sandra Kurdas y mirar a su pareja golpeada por un acto de salvajismo cometido
con sus manos propias. ¿Serían ustedes capaces de algo así?
La sociedad debe
mirarse en este espejo y cuestionarse. Lo que Sandra Kurdas ha hecho es, por
demás, muy valiente. ¿Cuántas mujeres y niños (y hasta hombres, en minoría)
sufren abusos de las personas bajo su techo? ¿Cuántas lo denuncian? ¿Cuántas
personas son capaces de decir “basta” y ponerle freno al abuso?
Cuando miremos a
Sandra Kurdas con su ojo golpeado, no olvidemos que ella es solo un espejo. Los
golpeados somos nosotros. ¿Nos quedaremos callados?
La
campana del empresario
Frank Jorge Elías ayer
intentó salir del país. No sé si a raíz del escándalo o si era algo programado,
pero no importa. Fue detenido y conducido a la fiscalía donde fue interrogado
sobre la denuncia. Él negó los hechos. Al rato leímos unas declaraciones
públicas en donde alega que Sandra está celosa porque ella dice que mantiene
una relación extramarital con otra persona. Pide “respeto” para su persona y
sugiere conciliar las diferencias con su esposa en “el ámbito familiar”.
La nota completa está aquí, aunque él ahora alega que nunca la envió a los
medios. También niega que haya sido detenido en el Aeropuerto cuando intentaba viajar a
Fort Lauderdale y afirma que Sandra es “una mujer espectacular y moriré
queriéndola”.
En ningún momento
explica el origen de los golpes. Alegará, seguramente, que su esposa se cayó de
la cama o algo así.
Fuente: 40limones.es
0 comentarios:
Publicar un comentario